Noveno paso del éxito: COMPARTIR

Reconoce que la manera de ser un éxito es compartirlo con otros.


Al no compartir tu éxito con otros, les retiras un motivo para favorecerlo. Si das reconocimiento al importante papel que otros han jugado en tu éxito, todos ellos se unirán a ti para sustentarlo y celebrarlo. La manera de crearte un enemigo para toda la vida es que alguien haga una contribución a tu vida y negarte a reconocerlo.

 

Muchos hacen esto con sus esposas, y no reconocen la parte que su inspiración y esfuerzos han desempeñado en el logro del éxito.

 

Muchos negocios tienen problemas porque los propietarios se niegan a compartir el éxito con los empleados, y mucho menos con los clientes.

 

A los empleados, que han sido contratados por una corporación impersonal y distante, se les paga por horas. Ciertamente, esto es lo que uno siente cuando va allí. El cliente no podría importarles menos. Van a ganar el mismo dinero tanto si nos dejan impresionados como si no, y lo saben. No tienen motivación. El fundamento de la actuación humana ha quedado eliminado. Se les niega su valía y dignidad individuales.


Son empleados mecánicos, sin alegría, que hacen lo que hay que hacer. Son gente mecánica que sirve comida mecánica en un entorno mecánico, sin ningún brillo y por un precio. Aunque supuestamente el lugar es barato, en realidad es muy caro si tenemos en cuenta lo que obtenemos por nuestro dinero. Los expertos en eficiencia y en informática ya han tenido su día, y han logrado deshumanizar la totalidad de la experiencia.


En cambio, cuando voy a cierto supermercado local, veo los mismos empleados sonrientes año tras año. Los clientes que hacen cola también sonríen y se ríen con las cajeras. Los clientes antiguos se sientan delante del supermercado en pequeñas mesas, charlando, celebrando allí la reunión de su club, en compañía de
sus amigos. Sobre el mostrador del director hay una placa que ha recibido como premio. ¿Qué dice la placa? Sorprendentemente, es el premio anual a la "familia amistosa". No reconoce solo a un individuo, sino a una familia. Reconoce que hay más de una persona involucrada en el funcionamiento del negocio. El premio no
está dedicado al empleado que más vende, si no a la amabilidad. ¿No es asombroso?

 


¿Cuánto tiempo hace falta para convertirse en un éxito?

 

 

La respuesta es: exactamente un segundo. En el segundo en el que decides "ser" de cierta manera, ya has
alcanzado el éxito.

 

El éxito ya es tuyo en el momento en que te das cuenta de que no está "ahí fuera". No se trata de lo que tienes. Ni siquiera de lo que haces. Hacer solo contribuye y tener solo embellece. Lo que genera el éxito es lo que eres.

 

Todo lo que necesitas es decidir ser de cierta manera. No hacen falta títulos de máster, diplomas, cursos por correspondencia, conferencias aburridas ni talleres.
Una vez que decides ser de cierta manera, asumes una nueva importancia y significado para la gente. No es lo que haces o dices lo que les atrae, sino tú misma "presencia". Que estés en su vida o no marca una gran diferencia para ellos. La gente se siente orgullosa de trabajar para ti. Empiezan a mostrar que es un honor conocerte.

 

Las cualidades humanas positivas son contagiosas.


Lo que contribuye al éxito es que cierto principio está operando en ti las veinticuatro horas del día, incluso cuando no lo expresas conscientemente. Llegados a ese punto, ya no te diriges hacia ese campo de energía elevado en el Mapa de la Conciencia, sino que estás viviéndolo.

 

 

 

 

 

 

Extracto del libro "La Explicación del Mapa de la Consciencia" del Dr. David R. Hawkins.

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