
Últimamente en el entorno de la "familia espiritual" en la que me muevo ha surgido este tema del autoengaño, y es que el ego es muy listo, aprende muy rápido, en cuanto te despistas te das cuenta de que ha usado todo el conocimiento espiritual en su propio beneficio. Y este es el gran regalo de tener un ambiente con intereses compartidos, en mi caso el regalo de tener una "familia espiritual", que no es la biológica. En esta familia lo que aparentemente nos une es que todos seguimos las enseñanzas de Dr. David R. Hawkins. No es que seamos mono tema y que no leamos otras cosas. Todos además reflejamos nuestras propias tendencias en cuanto intereses de bibliografía y maestros espirituales, pero sí es cierto que Hawkins es lo que predomina y sus enseñanzas son nuestro principal faro de luz en lo que crecimiento y evolución espiritual compete. O, más apropiadamente dicho, en cuanto a expansión de la consciencia se refiere. Al tener todos, el compromiso compartido de descubrir al ego, en cuanto uno se despista y cae en la ceguera del ego, otro puede ayudarle a ver. Eso sí, tratamos que sea desde la humildad de tener siempre presente, que vemos la paja en el ojo ajeno, pero que todos tenemos una viga en el nuestro propio, eso sí, no estamos exento de caer en el orgullo espiritual, pero esto ya es arena de otro costal. Da para toda una entrada extensa el diario.
El caso es que todo ese conocimiento espiritual, sin un trabajo de consciencia permanente y sobre todo sin honestidad radical, el ego lo puede usar a su propia conveniencia. Por ejemplo, decirnos que "como lo que influye en beneficio de toda la humanidad no es lo que hacemos o decimos, sino aquello en lo que nos hemos convertido", nos cruzamos de brazos y entramos en la pasividad. Hay una línea muy delgada entre el "no hay nada que hacer" y el no hacer nada. Ciertamente, lo que influye positivamente en la expansión de la consciencia de toda la humanidad es que nos convirtamos en personas íntegras, y eso es un trabajo interior constante, pero no por ello quiere decir que nos crucemos de brazos. Aquello en que te has convertido puede aportar mucho a la sociedad y de muchas formas. Por ejemplo, imagina una cajera del supermercado que tiene un nivel de consciencia prevalente de amor o amor incondicional y que además afronta esa labor desde ese nivel de consciencia, ella ya por ser lo que es está irradiando una energía de alta frecuencia y muy transformadora, pero es que además de eso que ella ya es, hará que esté en su puesto de trabajo con alegría, con humor, con cariño, con paciencia, con tolerancia... y todos sabemos lo agradable que es coincidir con personas así. Tienen el poder de cambiarte el día por completo.
Cada vez somos más los que estamos trabajando en "ser el cambio que queremos ver en el mundo" como bien dijo Gandhi.
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